jueves, 13 de diciembre de 2012

RAVI SHANKAR

La actualidad manda y por este motivo no me queda más remedio que dedicarle el post de hoy a uno de los genios en mayúscula de este siglo. Pasara a formar parte de esa corte celestial de grandes músicos que se dedicarán a organizar un Woodstock, día si y día también. No es otro que el maestro hindú Ravi Shankar...
 

Ningún otro músico clásico tuvo tanta influencia en la evolucion del pop. No funcionaba como gurú.
De hecho, Ravi conservaba prejuicios de su casta y estaba en contra del uso de drogas y de la promiscuidad de los hippies.

Ravi tenía todas las papeletas para ser embajador de India por el mundo. Ya en los años 30 había recorrido Europa. A partir de  los 18 comenzaría a introducirse en el estudio del complejo Sitar, instrumento que tantas alegrías le daría en su vida.

Ravi con esa imagen de indio exportable, participó en giras patrocinadas por el Gobierno de Nueva Delhi. En los sesenta, actuó en Madrid bajo la supervisión de su embajada ante un público tan escaso como entusiasta. Para entonces, ya había conocido al músico pop que le convertiría en icono global del alcance de Tagore o Gandhi.

Ese músico fue George Harrison, el mas insatisfecho musicalmente hablando de The Beatles. Harrison tuvo un acceso privilegiado al maestro, en compañía de Ali Akbar, ofreció un concierto privado para Lennon, Ringo y George. En 1966, Shankar dio clases a George advirtiéndole que no eran más que practicas que el verdadero dominio del Sitar necesitaba años de estudio.
Harrison no era tan comprometido pero aceptó sus consejos y se interno en las creencias hinduistas.


La influencia de The Beatles hizo el resto y empezaron a salir adeptos de cualquier estilo como el jazz. En 1965, John Coltrane bautizo a su hijo Ravi, también hoy saxofonista. Philip Glass fascinado grabó Pasajes en 1990, y colaboraciones insólitas como Inside the Kremlin, 1988 con orquesta y coro rusos. Harrison se mantuvo como difusor de las virtudes de Shankar pero el sitarista se sentía mas cómodo al lado de colegas de formacion clásica. Aunque sufría problemas de corazón desde los setenta, apenas disminuyo el trabajo. Recibió una oleada de honores y premios.


Consciente de su situación de intermediario entre dos mundos, Shankar siempre tuvo un discurso didáctico ante cualquier micrófono. Su filosofía se resumía en la metáfora de "la casa con cuatro habitaciones": la música debía satisfacer las necesidades emocionales, espirituales, mentales y físicas de todos los implicados en el proceso.


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